En el tenis siempre tenemos un momento clave con el que se inician los puntos: el servicio. Independientemente del tipo de jugador que seas (más sacador o más restador) este momento tendrá su importancia en el devenir del partido. Tenemos, por un lado, jugadores que encaran los partidos desde la base de tener un servicio sólido y de garantías. Por otro lado, otro tipo de jugador que, sabiendo que no tiene un servicio que destaque por su solvencia, encara los juegos al resto de una manera mucho más agresiva. Hoy vamos a hablar de los tipos de saque que existen y en qué superficie suele funcionar mejor cada uno de ellos
Suele ser el saque de los tipos de saque más elegido como primer saque porque es el que lleva una trayectoria más recta y por lo tanto podemos conseguir una mayor velocidad de bola (especialmente efectivo cuando va dirigido hacia la “T”).
Funcionará bien en cualquier tipo de superficie si lo que queremos es conseguir el punto directo de saque, pero debemos tener en cuenta que es el saque que pasa con menos margen sobre la red, por lo tanto, el más arriesgado. Un aspecto importante en este tipo de servicio es que en pistas duras será especialmente rápido y efectivo. No obstante, en pista de tierra batida, la bola al tocar el suelo perderá mucha de la velocidad y, por tanto, también la efectividad para conseguir que el rival no dé respuesta a nuestro servicio.
También será importante saber que es el saque que nos exige lanzarnos la bola lo más arriba posible, por lo tanto, no será recomendable en días con mucho viento.
Saque usado en muchas ocasiones como segundo servicio o también como primero. Será aquél saque que tenga un efecto de dentro hacia fuera de la pista (en los diestros). Con este saque lo que se pretende es sobre todo desplazar a nuestro rival para que pierda la posición en la pista y de esta manera empezar ya con esa ventaja el punto. Es un saque en el que la bola no la tenemos que lanzar especialmente alta, por lo tanto, para días con una climatología adversa va a funcionar especialmente bien.
Por otro lado, es un saque muy efectivo en todo tipo de superficie (dura, tierra o césped) ya que la bola nada más tocar la superficie va a resbalar sobre ella haciendo que no coja mucha altura, dificultando por lo tanto su golpeo a nuestro rival.
Además, es de los tipos de saque no muy agresivo en los movimientos para la espalda y articulaciones en general, por eso es uno de los tipos de saque que vamos a ver en muchos de los clubes de tenis.
Saque usado en la mayoría de ocasiones como segundo servicio. Es uno de los tipos de saque que hace que a bola nada más tocar el suelo salga “disparada” hacia arriba. Esto obligará a nuestro adversario a tener que contestar con la bola a la altura del hombro (de manera muy incómoda, por lo tanto) o que tenga que recular para poder restar a la altura de la cintura. De esta manera, con este saque estamos consiguiendo que pierda la posición en la pista desde el primer momento, cosa que será ventajosa para nuestros intereses.
Este saque es muy efectivo sobre todo en pista de tierra batida, ya que al tener la bola un tiempo de contacto mayor (que si lo comparamos con una pista dura) con la superficie, va a salir con mucho más efecto o “spin”. No obstante, si conseguimos arquear mucho nuestro cuerpo y “rascar” mucho la bola también será un saque efectivo en las pistas duras.
Por otro lado, de los tres tipos de saque, este último, es el que más margen tiene la bola respecto la cinta de la red, por eso es un saque muy utilizado para asegurar el segundo servicio. Debemos tener en cuenta también que técnicamente es el más complejo y exigente a nivel físico por el fuerte arqueo que sufre la espalda para cargar el golpe.
Estos son los tres tipos de saque existentes en el mundo del tenis. El servicio es un momento clave para iniciar el punto con la mayor ventaja posible, como hemos dicho al principio. Deberemos tener en cuenta, por lo tanto, el tipo de pista, cuál es nuestra intención con el servicio, las condiciones climatológicas que tengamos (sobre todo en días de mucho viento), el tipo de bola con el que estemos jugando (bola nueva o con más tiempo) y sobre todo la confianza que tengamos nosotros con la ejecución de cada uno de ellos.